El príncipe cubano
Este personaje fue un perfecto “cabaretier” que tuvo a su cargo las relaciones públicas, del local, del manejo del personal y la presentación de los espectáculos el mítico chantecler. ¿De quién estamos hablando?:de Ángel Sánchez Carreño, el Príncipe Cubano, revisaba que los mozos vistieran un uniforme impecable, zapatos relucientes y un peinado correcto. También las alternadoras-coperas-eran controladas en sus uñas, pelo y vestimenta, que tenían que ser perfectos, y ninguna podía salir del local hasta que la función no finalizara; cafishios y amantes debían esperar luego de esa hora para buscarlas.
El
apodo de Príncipe Cubano se lo puso Giovanna Ritana ( Jeannette), la bella
mujer de Amadeo Garesio, un hombre nacido en Córcega, pero que había llegado a
Buenos Aires con una compañía de trapecistas. Dicen que Garesio y Ritana regenteaban
varios prostíbulos que al morir su propietario el Francés Charles Seguín, se habían
quedado con el cabaré.
Sánchez
Carreño, a su vez, bautizó a Juan D’Arienzo como el Rey del compás; parece que dijo,
“Si yo soy un príncipe, usted es el Rey…del compás.
Sanchez
Carreño compuso varias obras, entre las cuales se encuentran algunos tangos,
entre ellos Metido al que la censura
de la dictadura de 1943 obligó a cambiar a Enamorado,
a Seamos amigos que musicalizó el bandoneonista Domingo Rullo, Siluetas por la tarde que fue grabado
por el dúo Magaldi-Noda, Tortura, con
música de Humberto Canaro que registro Rafael Canaro con la voz e Carlos Dante,
El rey el compás que grabo D’Arienzo
el 12 de septiembre de 1941.
Un
11 de febrero de 1971 nos dejó este emblemático hombre de la noche porteña, que
quienes hemos deambulado por esos lugares no lo hayamos conocido
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