23 de febrero de 2009

LO POCO O MUCHO QUE SE CONOCE DE CARLITOS

DUO

Además de haber cantado a dúo con José Razzano y haber grabado en dúo consigo mismo, hubo un personaje que por el termino de quince días canto con el zorzal; y fue precisamente un cantor llamado Juan Raggi. ¿Quien era este personaje?: Era autor del tango Oro Muerto, lo había escrito en colaboración de Julio Plácido Navarrini, es una linda postal conventillera y por lo mismo, se lo bautizó posteriormente Jirón Porteño. Ambos autores fueron también cantores criollos y tangueros, compañeros y amigos de Carlitos. Julio Placido Navarrini, junto a su hermano Alfredo, es todo un símbolo de aquel Bs.As. El morocho del Abasto canto y grabó varios temas suyos. Por su parte Juan Maggi, que formo dúo y tríos con Carlos Bertola, Arturo de Nava, Ignacio Riverol, Saúl Salinas, su propia esposa Amelia Nieto, Ángela Parodi otros, también canto a dúo con Gardel. Esto podríamos decir que lo saben muy poca gente y sucedió en 1921, durante quince días, en el teatro Argentino, Juan Raggi, por mediación del guitarrista José Ricardo, debió sustituir a Razzano que estaba totalmente afónico; desgraciadamente no existen registros de dicha actuaciones. En 1925 este porteño inquieto se fue a Europa junto al propio Julio Navarrini, Horacio Petorossi y otros, llevando como estandarte su guitarra, su voz , nuestra música y el orgullo de haber unido su voz a la de Carlitos, fue como un adiós, pues nunca mas volvió, falleció en Niza, Francia en el año 1932.

· REGALO

La responsabilidad de Gardel se manifiesta también en su gran amor por los niños. Y un momento que podría parecer insignificativo, una circunstancia cotidiana y doméstica alcanza para captar ese rezo de su personalidad. Transcribimos por lo tanto lo narrado por Tereg Tucci en su libro “Gardel en Nueva York”.
En la esquina noroeste de esa intersección existía un terreno baldío, que la municipalidad había habilitado para recreo de los niños. El lugar con piso de cemento y cerco alambrado, tenía diversos aparatos de juegos, entre los cuales se contaba una montaña rusa, paralelas, trapecio deslizador, etc. Después de as horas de escuela, los niños acudían a este patio para disfrutar en gozosa algarabía sus juegos infantiles.
Allí, colgadas las manos en el alambrado del cerco, mirando absorto el juego de los niños, me encontré con él. Su pensamiento dirigido a los días de su propia infancia. Tal vez la vista de los niños le trajera remotos recuerdos de horas felices, transcurridas en la angelical inocencia infantil.
Me pare a observarlo sin que él me viera. Al volverse hacia mí, tardó varios segundos en reconocerme; su mente, ajena al momento, se encontraba a mil leguas de distancia. Hablamos por fin. Y en la conversación que siguió, expreso Gardel sus primeras confidencias. Como si lo hubiese atrapado totalmente desprevenido, bajó la guardia y con gesto resignado me dijo.
_Las dos pasiones más grande de mi vida son los niños y los animales.
Y la purretada del Abasto correspondía a este afecto. Apenas los pibes divisaban su voiturette roja por el barrio, venían corriendo a rodearlo. A su alrededor se formaban verdaderos mítines infantiles y Gardel se ponía a conversar con ellos y hacerles bromas y a contestar la lluvia de preguntas que los admiradores pebetes le dirigían.
Entre la barra de la calle Jean Juarés, había un chico afectado de poliomielitis. Gardel lo veía con frecuencia, ya que este chico vivía frente a su casa, en Jean Juarés 770. Lo acariciaba y le daba algunas monedas. A veces Carlitos se quedaba mirando al niño, que con mucha dificultad se desplazaba con una silla de un humilde juego de comedor.
Hasta que un día le dijo:
_Mira Juancito, te voy a hacer un regalo que te va a alegrar.
Asi fue, en efecto. A día siguiente, la propia madre de Gardel, Doña Berta, le entregaba un sillón de ruedas. Es de imaginar la alegría de niño y de sus familiares..
El niño se llamaba Juan Bautista Pignataro, entonces de nueve años.
Este hecho sucedió en 1933 y recién tomo trascendencia cuando falleció Gardel.
De su madre había heredado ese hondo sentido de solidaridad humana, que el Abasto afianzó en su mocedad y fue una característica durante toda su vida

· DANDO UNA MANO

Armando Taggini- el fino letrista de Misa de Once-contaba la
Siguiente anécdota de Gardel.
Cuando Gardel vivía en Juan Juárez, había un verdulero
Italiano que venía con el carro habitualmente.
Pero un día no vino más, y llegó en cambio, el hijo.
-¡Adiós Carlitos! – saludó el muchacho del carro.
-¡Hola! , ¿Y tu papa?- respondió Gardel
-Papa murió….
-Y vos ¿que haces?
Y……yo ando con esto…. con el carro que me dejó, pero usted sabe, con la muerte de papá, hemos gastado tanta plata.
Se saludaron y todo quedó así.
El verdulerito no se atrevía a pediré nada a Gardel, pero un día, apremiado por las circunstancias, fue a golpear a las puerta del cantor.
-¿Qué necesitas?
-Mire, don Carlos, yo necesitaría (no se enoje…..) un carro y un caballo, porque este carro ya está muy viejo, se deshace solo….
-Y……unos cien pesos.
-Toma (y Gardel le arrimó quinientos pesos de los de antes)
-No, don Carlos…con cien me arreglo.
-Anda, anda… después me o devolves
El verdulerito progreso con su carro. Años después vino a golpear de nuevo la puerta de Gardel, pero en otras circunstancias. Había prosperado. Vestía bien. Compro un puestito, luego agrandó… era ya un hombre de solvencia
-Don Carlos, me fue bien…….vengo a agradecerle lo que hizo por mí y a devolverle los quinientos pesos….
-¿Quinientos pesos? Vos no me debes nada…
-Pero don Carlos, yo quiero pagarle….
-Mira. Hace una cosa……….Anda al almacén, te compras un cajón de champán, lo tomamos aquí con los muchachos, y todo arreglado¿Qué más puede agregarse? Asi era el corazón de Gardel