4 de marzo de 2010

Viejo Mundo

Noviembre de 1923 señala un hecho destacado en la trayectoria de Gardel: el viaje al Viejo Mundo, para debutar en el Teatro Apolo de la capital Española, Madrid, junto a José Razzano, con la compañía Rivera-De Rosas. Dos canciones (La provincianita y Mano a Mano) son suficientes para darles una carta de crédito detrás de los Pirineos, o sea en Francia, Paris, la ciudad de los apaches, de los pintores bohemios, de los cafetines sombríos, del Sena misterioso…, aplaude y consagra a los cancionistas criollos. Ese mismo Paris de Jean Barois, que el 25 de junio de 1935, suscribiera esta expresión: “Gardel cantaba acompañándose en la guitarra, mientras detrás de él cuatro guitarristas formaban una especie de fondo a sus tangos. Encantaba por su voz, por su rostro, que era hermoso, por sus aires, que reflejaban toda la tradición popular de la Argentina. La vida de Gardel es una bella canción; amaba la canción; no existía mas que por ella y para ella”
Se dice que antes de regresar a nuestra tierra, el Zorzal pasó por su casa natal en Tolosa (Francia). Ya en Buenos Aires, prepara otra gira por el interior del país. Gardel es un incansable viajero. En el hay permanentemente una vigencia del verbo volver, acaso porque tiene unas tremendas fuerzas para persistir, para retomar un camino andado o para iniciar una senda nueva. Tal vez por eso mismo, cuando cantaba el tema Lejana tierra mía, cuya autoria comparte con su amigo Le Pera, lo hacia con una misteriosa fuerza cautivante.
Lejana tierra mía
De mis amores
¡Como te nombro!
En mis noches sin sueño
Con las pupilas
Llenas de asombro,
Dime estrellita mía
Que no son canas
Mis esperanzas
Que tu sabes que pronto
He de volver
A mi viejo querer
Mientras tanto, digamos que transcurre el nacimiento y el desarrollo del Cine argentino, vehiculo en el cual paseara el tango sus valores, a veces con la voz de Ignacio Corsini, como en el caso de “Federación o muerte”, otras con las voces de Tita Merello o de María Esther Gamas y Carlos Vivan….Se suceden títulos de filmes que lo dicen todo: “El tango de la muerte”, “Milonguita”, “El guapo del arrabal”, “Alma en pena”, “La borrachera del tango”, otrora exitosa pieza de Elías Alippi y Carlos Schaeffer Gallo (con un tango homónimo de Adolfo Aviles), “Mientras Buenos Aires duerme”, “melenita de oro”, “El ultimo tango”, “Organito de la tarde”, “Perdón viejita”…hasta llegar a ¡Tango!, que resulta el primer largometraje nacional y que se estrena el 27 de abril de 1933.
Sabemos que Carlos Gardel también incursiono en la cinematografía. En la etapa que hemos mencionado su participación es, al principio, fugaz y tiene en contra su peso excesivo. En “Flor de durazno” (1916), con una temática basada en la novela de Hugo Wast (existe una versión posterior sonora); en “La Loba” (probablemente de 1918), en una serie de cortometrajes dirigidos por Eduardo Morera entre 1930 y 1931 hasta llegar, en 1931, a “Luces de Buenos Aires”. Que escapa la filmación nacional, ya que esta realizada en Jonville (Francia), interviene Gardel. Con respeto a la filmaciones en el viejo mundo lo dejamos para una próxima entrega.