12 de febrero de 2013

EL TANGO Y SUS ARTISTAS

Catulo Castillo escribió algunos artículos para distintos medios  sobre sus pares y cantores de distintas épocas, haciendo referencias a las cualidades de cada uno de ellos. Por ejemplo mencionaba a Horacio  Salgan como un talentoso, a Ubaldo De Lío como la guitarra tanguera, a Osvaldo Pugliese como dueño de un estilo inconfundible,a Carlos Di Sarli como el señor.....a Mariano Mores como un creador internacionalizado, a Edmundo Rivero como la voz diferente, a Armando Pontier un talentoso sensiblero, a Hector Stamponi junto a Enrique Mario Francini hombres de inquietudes creadoras venidos de un ámbito provinciano litoraleño,a Roberto Panzera un valor de avanzada musical. Sin olvidar al Gordo Pichuco, de quien extraeremos  una reseña analítica del gran Catulo. Decía lo siguiente: Pichuco viene en linea directa de los grandes bandoneonistas del pasado, partiendo desde el mítico Arolas y la posterior ubicación de nombres que responden a una técnica trabajosamente conseguida por el "fuelle", con maestros del instrumento que pueden llamarse : Pedro Maffia, Pedro Laurenz, Minotto, De Cicco...
Y aquel Pichuco, Anibal Troilo que se encaramaba a los palcos heroicos de la calle Corrientes, con sus apretados pantalones corto, constituyo desde el aplauso unánime a los super-dotados del arte musical. Si no hubiera nacido en el barrio del Abasto, merecería que allí lo hubiera hecho, para integrar el "cara" y "ceca" de la moneda, junto a Carlos Gardel, el morocho de aquella latitud formidable de nuestra ciudad. Y el "gordo Troilo" con su simpatía irresistible, es- acaso-el producto más puro de la calle y las noches porteñas, en lo que tienen de intimistas y evocadoras, desparramando "saudades" de los años que quedaron a detrás. Troilo es un conversador de sus voces y silencios, que pareciera parte constitutiva de su personalidad, encontrada en una esquina cualquiera de su niñez, junto a "Carabuña", que jugaba a la pelota sobre los potreritos del barrio aquel, y de doña Felisa, su madre, sacrifi9cada y visionaria...
El bandoneon, "la Jaula", como decía Pichuco, se ha promovido en el talento natural y callejero de este héroe del tango, con una misteriosa  y bravía enjundia musical. Su orquesta, irremisiblemente dueña de un instante luminoso para la música popular rioplatense, es la consagración  del equilibrio con el impulso temerario;  la vehemencia pasional y la restricción  sorpr4siva. Tiene raudal sonoro y hallazgos originales, donde cabe todo lo que señale un nuevo rumbo, avisorado en el momento de la entrega, precursores de lo que siempre esta por llegar, y a veces llega...
Obras liminares como "QUEJAS DE BANDONEON", de Juan de Dios Filiberto, a través de la enjundia creadora de Troilo, hacen a lo antológico, con la autoridad de su sola presencia. O de "LA BORDONA", de elaboración orquestal magnifica
                                                                                                                             11-02-2013

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